Se trata de un acantilado impresionante en un extremo de la cala que hay donde llega al mar el barranco del Mascarat. Se puede practicar el psicobloc y subir más alto de lo que el miedo nos permite aunque habrá que adentrarse bastante para que el fondo adquiera la suficiente profundidad.
Existen unas cuantas vías de varios largos muy interesantes con un ambiente excepcional e intimidante justo encima del mar.
Aunque la roca pueda parecer mediocre, en general resulta muy compacta y adherente. Sí que es verdad que encontraremos algunos trozos de roca quebradiza no tan fiable allá donde la roca resulta más blanquecina.
La mayoría de las vías están reequipadas con parabolts, aunque algunas de ellas puede que requieran de autoprotección.