Se trata de un majestuoso paraje perdido en una vasta extensión prácticamente despoblada de la provincia de Teruel, situado frente a la carretera que separa Villarluengo de Eljuve que, afortunadamente, a penas se transita. Está formado por un conjunto de esbeltas agujas localizadas en un mismo plano de roca vertical con muchos volúmenes adosados que forman multitud de estéticos diedros.
Uno de los responsables de la creación de semejante paisaje es el río Guadalope que discurre a los píes de estas formaciones que asemejan un gran órgano de roca caliza. Durante la escalada podremos escuchar el incesante sonido de sus aguas, las cuales tendremos que cruzar para aproximarnos al pie de vía y volver a hacerlo tras el descenso.
Debido al gélido clima durante el invierno encontraremos mucha roca rota. El equipamiento brilla por su ausencia por lo que podemos hablar de auténtico terreno de aventura donde aún se puede respirar la esencia de la escalada de autoprotección. Afortunadamente aún quedan parajes como este donde practicar la escalada clásica.
Escalar sus paredes se convierte en toda una aventura y un deleite para los sentidos, donde tendremos que movernos con delicadeza sobre su roca caliza, en ocasiones algo quebradiza, y agudizar los sentidos para encontrar lugares donde emplazar los seguros mientras progresamos bajo la atenta mirada de los buitres que sobrevuelan los Órganos.
Las paredes están orientadas al Sur lo que garantiza insolación durante casi todo el día pero conviene llevar algo de ropa de abrigo porque el clima de Teruel no perdona.
A penas hay cobertura de telefonía móvil en sus cumbres lo que acentúa aún más si cabe la sensación de aventura.
Nombre | Roca | Nº vías | T. aproximación | Orden | Acciones |
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Punta central | Caliza | 1 | 0d 0h 20min | ||
Puntas de nombre desconocido | Caliza | 1 | 0d 0h 20min |